Si en algo se diferencia Melbourne del resto de ciudades australianas es en que, de hecho, puedes hacértela a tu medida. Siendo la segunda mayor ciudad de este país-continente, puedes llegar a familiarizarte con ella en pocas semanas siempre y cuando adaptes tu frenético ritmo europeo al no worries (sin problemas) australiano y seas capaz de ir haciendo las cosas poco a poco. La certeza de que todo va a salir tal y como tú te lo propongas empezará a instalarse al final del primer mes.
Con sus innumerables parques, lugares para practicar deporte y una vida cultural de lo más variada, se erige como el lugar ideal en Australia para aquellas personas que quieran vivir una experiencia plena y diversificar su rutina.
Festivales de cine y música, fiestas de todas las culturas, exposiciones
artísticas, teatro, conciertos, bares de copas con música en directo, artistas
de calle, discotecas con variedad de estilos musicales…un entorno de ocio y
cultura que difícilmente se encuentra en el resto de ciudades australianas e
incluso en muchas de Europa, lo más parecido a un escaparate de manifestaciones
culturales; por no hablar del estilo de muchos aussies para disfrazarse cualquier día de la semana. Es una ciudad en
constante movimiento pero capaz de equilibrar el bullicio del centro con la
tranquilidad de los suburbios y los parques.
También tiene playas por la que pasear, pasar el día o donde
ver pingüinos enanos cada tarde cuando se pone el sol.
Además, cuenta con una amplia muestra de nacionalidades por
lo que el ser extranjero no supone recibir un trato distinto. Al contrario, no
faltará quien te pregunte de dónde eres, cómo es tal cosa en tu país, qué
haces, si te gusta Australia…en fin, que siempre eres bienvenid@. Melbourne fue
fundada hace menos de 200 años y ha ido creciendo con las diversas oleadas de
inmigrantes, sobre todo después de la Segunda Guerra Mundial.
El carácter despreocupado de los aussies es uno de los principales motivos por los que sentirse a
gusto.
Y la cultura australiana, pues más que cultura es un estilo
de vida y como tal, cambia según la ciudad en la que te encuentras. En
Melbourne y resumiendo mucho, se dedican a hacer barbacoas, disfrazarse, hacer
fiestas, practicar deporte, ver el footie
(rugby propio de Victoria) y estar pendientes de las carreras de caballos que,
en algunos casos, son motivo de Public
Holiday (día festivo).
Quizá lo que más nos sorprenda sea el cambiante clima, las Four Seasons in One Day (cuatro
estaciones en un día) que a veces llegan a traerte de cabeza.
Si estás pensando en hacer las maletas, no descartes ese
paraguas de mano que cabe en cualquier sitio porque, sea verano o invierno, lo
vas a necesitar. En los meses fríos el día suele empezar nublado y frío
(importante traerse alguna chaqueta) y luego va despejándose o no, pero lo que
no suele fallar es la lluvia y la bajada de temperaturas.
Trombas de cinco minutos o lluvia fina durante horas, el caso
es que de buena mañana nunca sabes qué ponerte.
Aunque si queremos desconectar de
tanto estímulo y disfrutar de naturaleza en estado puro lo mejor es alquilar un
coche y recorrer la Great Ocean Road con
su monumental The Twelve Apostles o
surfear non-stop, visitar alguna de las bodegas en Yarra Valley y degustar
vinos locales o pasear por el Healesville
Sanctuary, una pequeña reserva de animales autóctonos donde ver desde
apacibles canguros hasta las serpientes más venenosas del mundo. Así que ya sabes, si eres una persona
con inquietudes culturales, que disfruta conociendo gente de otros lugares, que
aprecia la naturaleza y que cuenta con un paraguas de mano, Melbourne la ciudad
más cosmopolita de Australia, es tu ciudad.
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