Cap. 2 / Australiano para principiantes - Guía práctica


Primera semana en Melbourne, ¡superada! Estamos contentos, sanos y activos. Con los pies y la cabeza aquí y a punto para empezar a adaptarnos. Si bien en esta primera toma de contacto nos ha costado bajarnos del jetlag, una vez habituados hemos experimentado los primeros choques. Todos en positivo y enriquecedores, pero fuertes. Al fin y al cabo estamos en la otra punta del mundo, ¿no? Aquí van los primeros topicazos.

Do you like Australia so far?
Y me quedé mirándolo con cara de tonto. Resulta que el inglés, además de una forma interesante de conocer gente y reírte con los misunderstandings (mal entendidos), puede ser una piedra en el camino, sobre todo si tienes que ganarte la vida. Así que, si alguien se anima a venir, mejor saber un poquito primero porque antes de trabajar vas a tener que coger aviones, hablar con inmigración, alquilar una habitación, llamar por teléfono…

Como in Spain la educación pública es tan chusquera pues resulta que el nivel de inglés con el que sales al mundo es algo así como de risa: “Jaguar you?” “Guats yur neim?” “Guay emsiei?” y otras perlas por el estilo no faltan en el glosario “inglish” de Spain. Desde aquí un abrazo fraterno a las maestras movilizadas, ¡basta de recortes! Prou retallades!



Así que hoy hemos hecho el test de nivel en la escuela y el lunes empezamos el curso.
Aunque de todas, mi escena preferida es cuando hablas con alguien que sí sabe inglés y de pronto empiezas a notar que te mira como extrañado. No es que tengas algo en la cara, es que no te entiende!!!



BBQ (o barbecue) 
Es el ritual iniciático más importante de Australia, koories (aborígenes) a parte. Pues para allá que nos fuimos, con nuestros amigos brasileños, una pareja inglesa y una aussie (australiana). Divertido: carne roja, cerveza, música y el domingo por delante en una casita con jardín y patio trasero, mu bonico tó.




Tener tu espacio
Básico. Si no conoces a nadie, los hostels salen a $30 la noche. Puedes apalabrar un precio más barato si te vas a quedar más de un mes pero allá cada uno con eso de compartir la habitación con 6 u 8 personas más. Por suerte contamos con Ju e Ivalcir estos primeros días, un lujazo! Obrigado amigos!

Te queda sumergirte en el maravilloso mundo del pay per week (paga por semana). Avisamos de que el shock puede ser fuerte: en Melbourne, una habitación individual (las hay que se comparten) cuesta nada menos que $130-150 por semana, con gastos. ¡Unos $600 por mes! Por una habitación!!!

Por una doble en un piso compartido pagaremos $250-300 por semana. En nuestro caso pagaremos un pelín más para vivir sólo con una persona más. Hemos elegido huir del centro porque allí pagas lo mismo por una habitación menor en un piso compartido con 3-5 pers., la mayoría estudiantes de todo el mundo con ganas de fiesta, así que nos vamos a un ‘suburb’ a vivir con un aussie y así no parar con el dichoso inglés.





De qué vas a vivir, ¿amig@?
Aprovechamos la visa de estudiante para trabajar. El golpe del alquiler se amortiza con los sueldos. Aquí se gana bien, la verdad. Y se paga también por semana o cada 15 días. Mínimo $10-15 la hora, hay un montón de trabajos no cualificados para estudiantes. Si trabajas de noche o durante el weekend la cosa aumenta, hasta los $30 la hora por lo que si sacamos cuentas te juntas con unos 500-600 por semana, unos $2000 al mes por trabajar 4 horas de camarero, está bien, ¿no? Easy money, man!

El tema es encontrarlo. A más nivel de inglés, trabajo mejor pagado. Recomendamos, si tienes titulación pero poco inglés, buscar trabajos no cualificados y así ir cogiendo idioma. El motivo es que con los horarios del curso es muy difícil que te contraten media jornada y si tu inglés no es high level, pues tampoco te van a contratar así que, curra de lo que sea mientras estudias y ya luego intentas encontrar algo mejor, ¡no nos pongamos señoritos ahora! Emigrar, en el diccionario de la clase media, supone bajar el nivel de vida, regla nº1. Maestro Rubianes, ¡cuando quieras nene!


El trabajo dignifica (fragmento de Rubianes Solamente), no podía faltar.


Aún no trabajamos. No estamos instalados todavía, así que el laburo lo dejamos para entonces y cuando el curso haya empezado, no stress, please!

Buscar desde España es tontería, aquí todo va muy rápido y eso de ‘la semana que viene llego’ no funciona, ya probamos. Lo mismo con el tema piso, no te responderán si no estás ya en el país, las habitaciones vuelan en pocos días.

Tres tristes trámites
Para ser un auténtico estudiante en Melbourne necesitas un kit básico de supervivencia, que incluye:

1) Carnet de estudiante: te lo harán en la escuela de inglés. Útil para conseguir descuentos y no tener que andar con el pasaporte todo el día.

2) Cuenta bancaria: necesaria si vas a trabajar o si te van a mandar dinero desde casa (hay gente para todo). Que te roben es difícil pero nunca se sabe, así que por un tema práctico, muévete con dinero de plástico.

3) Teléfono móvil: prepago, barato. Imprescindible para buscar casa, trabajo y para casi todo. 

4) TAX FILE NUMBER: también te lo harán en la escuela. Una especie de número de la seguridad social. Necesario para trabajar y otras cosas.

5) OSHC Card: seguro médico para el estudiante. Lo pagas desde España pero tramitas la tarjeta en la escuela. Cuando vayas al médico pagarás la visita pero te reembolsarán el 80%, espero no tener que utilizarla, claro. 

6) Myki Card: transporte, para el tren, el tram y el bus. El transporte también es muy caro, unos $3 el viaje. Con el primer sueldo me compro una bici, I love bikes!

7) Habitación (ver más arriba) 

8) Trabajo ‘de cualquier cosa’ (ver más arriba)

Y nada, seguimos camino, getting into Aussie (adaptándonos a Australia). Si tardamos en dar noticias es que estamos viviéndolo todo intensamente. El apartado de comentarios queda abierto por si hay cosas puntuales que podamos resolver o queráis preguntar, ¡queda dicho! 


Cap. 1 / BCN – Singapore – Melbourne (ida)


Tránsito
Sorprende lo rápido que ha pasado el viaje de ida. Uno ve donde queda Australia y piensa que llegar ahí debe ser toda una odisea. En nuestro caso nos ha parecido un paseo, en serio. Recomendamos (sin cobrar por ello) que quien venga desde Barcelona lo haga con Singapore Airlines por lo bien que te atienden y porque sólo implica hacer un transfer en Singapur.
Después de 14 horas de vuelo, con 4 comidas y varias pelis, llegamos a Singapur. El aeropuerto es un ‘belo lugar’ con todo para que el viajero que tiene varias horas por delante pueda descansar y divertirse. Sillas de masaje, Free Tours, cine, hotel por horas, gimnasio, piscina, sala de juegos… Elegimos el tour por eso de salir a tomar el aire, todo bien organizado y gratis, así que conocimos Singapur desde el bus. De vuelta al aeropuerto, masaje en silla vibratoria y documental.




El siguiente vuelo fue de 8h. Tocó rellenar la tarjeta amarilla donde especificas si tienes o no algo a declarar, los motivos del viaje, tus datos, etc.
Llegamos a Melbourne a las 6 de la mañana del jueves 20 de Septiembre. En España todavía era de noche por lo que, a fin de cuentas, estuvimos un día y unas pocas horas, pan comido si tenemos en cuenta que ir en coche de Barcelona a Algeciras son 12 horas. El tiempo es relativo. Me parece que todo estás más cerca y eso me reconforta.



Inmigración
Sin problemas si lo llevas todo en regla y ‘nada que declarar’ en la maleta. Ahora respiro tranquilo pero admito que durante los dos últimos meses, mientras desayunaba con los compañeros del trabajo y en la TV ponían el programa sobre las aduanas australianas, me daba vértigo el pensar en tener algún problema con inmigración. En vez de eso, miraron nuestros pasaportes, introdujeron el nombre en la base de datos y nos dieron el ok que nos daba la entrada a Australia.


Llegada
En el aeropuerto nos esperaba Juliana, nuestro primer ángel en este viaje. Cabe hacer un inciso para explicar quién es Juliana. Con nosotros viaja también un amigo de Bia que llega el próximo martes; el marido de Juliana y este amigo de Bia se conocieron en Brasil. Ambos viven en Australia hace unos 3 años, that’s it! Juliana nos llevó a Kingsville un suburbio (barrio) donde vive con su marido, Ivalcir. Nos quedaremos los primeros días hasta que encontremos un apartamento.



La estructura de los suburbios recuerda a los que vemos en las películas americanas: calles anchas con casitas a cada lado donde casi no hay tiendas. Lo bueno de los suburbios en Melbourne es que hay un tram y un tren de cercanías que conecta con la ciudad, por lo que no necesitas coche. Otra ventaja es que el precio de los alquileres es más barato por lo que, a no ser que encontremos algún chollo en el centro, nos instalaremos en algún suburbio a 20 minutos de la ciudad.



Melbourne centro (primeras impresiones)
Rápido, en constante movimiento, con una amalgama de nacionalidades inmensa y una organización arquitectónica que recuerda un poco a Londres. Urbanísticamente es interesante pues todo es bastante nuevo. Fue fundada en 1835 por lo que nada tiene más de 150 años. Un centro financiero lleno de rascacielos en una estructura cuadriculada que se extiende por toda la ciudad. Hay grandes avenidas, parques y el río Yarra, que serpentea dividiendo Melbourne en dos mitades.




Trámites
Ayer fuimos a resolver algunos temas. Ya tenemos móvil, cuenta bancaria, Tax File Number (registro necesario para trabajar) y tarjeta de transporte. Hemos confirmado nuestra matrícula en la escuela y el próximo viernes haremos el examen de nivel para empezar el 1 de Octubre.

Esta tarde hemos estado en el centro tomando algo con unos amigos ingleses de Ivalcir y su compañera de piso, australiana. Hemos compartido impresiones sobre Melbourne. Como primera ‘inmersión’ en el lifestyle de Melbourne ha estado muy bien.


Mañana tenemos la primera bbq (barbecue) en su casa, un rito iniciático para empezar a integrarnos. Por lo que sabemos, los australianos celebran bbq’s constantemente.
Por el momento la sensación es muy buena, responde al síndrome del recién llegado. Todo es emocionante, conoces gente, te trabas con el inglés, lo observas todo para luego compararlo con lo que has vivido antes, sitios nuevos… inevitable.

Así es, cerramos el capítulo de los preparativos, las despedidas y los vuelos para empezar a dar los pasos que nos lleven a exprimir al máximo nuestras experiencias en Australia que, viendo las dimensiones y la energía con la que hemos llegado, parece que van a ser muchas. ¡Seguimos informando!


Emigrar en tres actos


Más que en la cuenta atrás estamos en el tiempo de descuento. A falta de menos de una semana para facturar nuestros sueños y emprender viaje, repaso las etapas por las que he pasado en estos últimos meses y que me han tenido un poco confundido. Como siempre, otras opiniones y experiencias son bienvenidas, el blog es abierto.

Acto 1: el peso

Al principio me cargaba de miedos y peros. La distancia, la familia, los 80 años de mi abuela, mis padres, mi hermana, las amistades con quien sigo creciendo a diario, los compañeros de trabajo…me parecía un mundo alejarme de todos ellos y perderme el día a día y tantas cosas buenas que me dan.
Tenía miedo, mi cabeza se llenaba de ideas negativas y sentía un peso que en muchas ocasiones me hizo pensar en desistir, en decidir que era mejor quedarme, renunciar a este proyecto.

Es curioso como las convenciones sociales nos van encaminando y como elegimos en base a un puñadito de opciones. El caso es que no siempre son las que uno desea y si además no existe más responsabilidad que la de cuidar de uno mismo, esas opciones parecen todavía más escasas. Me descubrí haciéndome un auto-boicot para así no afrontar la dificultad de hacer este viaje.

Nunca me atrajo la seguridad de un trabajo bien pagado y relativamente seguro, ni acercarme (vertiginosamente) a los 30 con total tranquilidad, ni buscar objetivos fáciles.

Empecé en la universidad y a trabajar a los 17, en lugares seguros donde me formé profesionalmente en el arte de educar, con grandes maestras y maestros que han orientado mis pasos hasta el día de hoy. Estuve 6 años trabajando en centros de menores y otros 6 en prisiones siempre haciendo intervención directa, con todo lo bueno y lo no tan bueno que eso comporta a nivel personal. Ahora quiero algo distinto.

Pienso en el deseo de llevar a cabo mis planes, en trazar mi camino y seguir adelante. De ponerme a pensar en todo aquello de lo que me distancio acabaría por no intentarlo nunca, preguntándome como habría sido, pues siempre hay un motivo para quedarse.

Los míos vienen conmigo y a pesar de la distancia, son felices de ver como cumplo mis sueños. Eso me ayuda a dejar atrás los miedos y a seguir camino. Gracias por dejarme ser.



Acto 2: la levedad

Irse, cerrar, mudarse, emigrar o como se le quiera llamar implica desprenderse de una cantidad enorme de cosas que se nos han ido pegando casi por inercia. Al principio cada paso me parecía gigante y ahora el dejar cosas materiales se ha convertido casi en un divertimento.
Para eso está bien hacerse una lista mental de lo que realmente necesitamos, para viajar me refiero. Ropa, documentos y dinero. El ordenador y cuatro chucherías más que siempre apetece cargar…y nada más. Me dije: -¡Todo lo demás está de más! Y ahí empecé realmente a poner en marcha el proyecto.

Cambios reales. Los últimos meses los pasamos en la casa familiar como forma de compartir gastos entre varias personas. Por otra parte la experiencia de volver a casa de mamá por unos meses fue muy buena, desde aquí un saludo (Hola mamá, ¡escribo en un blog!)
Así cancelamos varios gastos de golpe: alquiler + internet + agua + luz + gas. Surgió la posibilidad de cambiar de trabajo. Gastaba 200€ al mes en gasolina + 200€ al mes en comer fuera, además de tiempo. Estos últimos meses he comido en casa cada día y he ido al trabajo en transporte público, ¡ole ole y ole!
Finalmente, gastos y contratos añadidos: tarjetas, cuentas, servicios…
No sabéis lo bien que se siente uno al ir tan ligero. Ese acto termina hoy, a 4 días de des-pegar. ¡Renovación!


NOTA: 10 puntos a quienes hayan reconocido que los títulos (el peso y la levedad) son en referencia a “La insoportable levedad del ser” de Milan Kundera, este fantástico escritor de mirada enigmática. 

Acto 3: la incertidumbre 

Mañana nos vamos. Admito que a falta de un día estoy hecho un lío, nervios a parte. 
Ahora mismo no me creo ninguno de los argumentos que he ido recitando hasta convencer y convencerme (risas). No obstante, allá voy.

Y una parte de mi se queda con quienes echaré y me echarán de menos.

Consciente de que esto lo he buscado yo, de que aquí tengo una vida completa, con mi familia, un buen trabajo y motivos por los que salir a la calle. 

Este viaje me llega cuando la vida está en plena efervescencia: la ciudadanía llenando las calles, queriendo mejorar lo que otros echaron a perder. La metáfora de ‘el pueblo unido’ se ha hecho carne este último año, estar es responsabilidad de todas y sin embargo yo me marcho. Consignas que expresan ideas que mueven a la gente a exigir lo que es suyo. 

Me tranquiliza saber que el proyecto ‘Australia’ será un poco lo que yo quiera. Puede durar 4 meses o 4 años, vivirlo intensamente o estar de pasada. Esta idea me ayuda a quitarle hierro al hecho de irme tan lejos. Aprender inglés, conocer gente y lugares, replantearme un par de cosas…y el resto ya se verá.

Las despedidas le dejan a uno con ganas de volver sin siquiera haberse marchado. Ahora veo la parte buena y es que te recuerdan de dónde eres y quién te quiere. Son como un toque de atención: ‘márchate, pero no olvides que aquí estamos’, el recuerdo de varios instantes grabados a fuego en la memoria.

Festivas, emotivas, tristes o inexistentes, pues aunque hay personas de las que no te despides, también son recordadas. Besos y abrazos y suerte y cuídate.

Seguimos camino, estamos en contacto.