Cap. 5 / Un poquito más sobre Melbourne





Si en algo se diferencia Melbourne del resto de ciudades australianas es en que, de hecho, puedes hacértela a tu medida. Siendo la segunda mayor ciudad de este país-continente, puedes llegar a familiarizarte con ella en pocas semanas siempre y cuando adaptes tu frenético ritmo europeo al no worries (sin problemas) australiano y seas capaz de ir haciendo las cosas poco a poco. La certeza de que todo va a salir tal y como tú te lo propongas empezará a instalarse al final del primer mes.
Con sus innumerables parques, lugares para practicar deporte y una vida cultural de lo más variada, se erige como el lugar ideal en Australia para aquellas personas que quieran vivir una experiencia plena y diversificar su rutina.

Festivales de cine y música, fiestas de todas las culturas, exposiciones artísticas, teatro, conciertos, bares de copas con música en directo, artistas de calle, discotecas con variedad de estilos musicales…un entorno de ocio y cultura que difícilmente se encuentra en el resto de ciudades australianas e incluso en muchas de Europa, lo más parecido a un escaparate de manifestaciones culturales; por no hablar del estilo de muchos aussies para disfrazarse cualquier día de la semana. Es una ciudad en constante movimiento pero capaz de equilibrar el bullicio del centro con la tranquilidad de los suburbios y los parques.



También tiene playas por la que pasear, pasar el día o donde ver pingüinos enanos cada tarde cuando se pone el sol.
Además, cuenta con una amplia muestra de nacionalidades por lo que el ser extranjero no supone recibir un trato distinto. Al contrario, no faltará quien te pregunte de dónde eres, cómo es tal cosa en tu país, qué haces, si te gusta Australia…en fin, que siempre eres bienvenid@. Melbourne fue fundada hace menos de 200 años y ha ido creciendo con las diversas oleadas de inmigrantes, sobre todo después de la Segunda Guerra Mundial.


El carácter despreocupado de los aussies es uno de los principales motivos por los que sentirse a gusto.
Y la cultura australiana, pues más que cultura es un estilo de vida y como tal, cambia según la ciudad en la que te encuentras. En Melbourne y resumiendo mucho, se dedican a hacer barbacoas, disfrazarse, hacer fiestas, practicar deporte, ver el footie (rugby propio de Victoria) y estar pendientes de las carreras de caballos que, en algunos casos, son motivo de Public Holiday (día festivo).


Quizá lo que más nos sorprenda sea el cambiante clima, las Four Seasons in One Day (cuatro estaciones en un día) que a veces llegan a traerte de cabeza.
Si estás pensando en hacer las maletas, no descartes ese paraguas de mano que cabe en cualquier sitio porque, sea verano o invierno, lo vas a necesitar. En los meses fríos el día suele empezar nublado y frío (importante traerse alguna chaqueta) y luego va despejándose o no, pero lo que no suele fallar es la lluvia y la bajada de temperaturas.
Trombas de cinco minutos o lluvia fina durante horas, el caso es que de buena mañana nunca sabes qué ponerte.


Aunque si queremos desconectar de tanto estímulo y disfrutar de naturaleza en estado puro lo mejor es alquilar un coche y recorrer la Great Ocean Road con su monumental The Twelve Apostles o surfear non-stop, visitar alguna de las bodegas en Yarra Valley y degustar vinos locales o pasear por el Healesville Sanctuary, una pequeña reserva de animales autóctonos donde ver desde apacibles canguros hasta las serpientes más venenosas del mundo. Así que ya sabes, si eres una persona con inquietudes culturales, que disfruta conociendo gente de otros lugares, que aprecia la naturaleza y que cuenta con un paraguas de mano, Melbourne la ciudad más cosmopolita de Australia, es tu ciudad.  

                                              
- Ver artículo publicado en AUssieYouToo -




Cap. 4 / Melbourne: todo exterior, para entrar a vivir.

Ya empieza a parecerme que llevo aquí una eternidad. Apenas un mes y medio desde que aterrizamos en esta, la otra punta del mundo. Con todo, puedo decir que la adaptación ha sido fácil, quizá demasiado, y que las expectativas se han ido cumpliendo.


Melbourne nos sonríe sin medias tintas, nos ofrece todo lo que esperábamos y simplemente nos recuerda de vez en cuando que todo requiere su tiempo. Con esto me refiero al visado. Nos ofrecen más horas de las que nos está permitido trabajar y, aunque las aceptaríamos sin ningún problema, atraídos por los 22$ por hora y por el hecho de que los trabajos no son duros, no podemos; así que lo aceptamos y nos dedicamos a nuestro rol de estudiantes.

La escuela ha resultado ser un punto de encuentro. Tenemos horarios distintos y nos estamos manejando muy bien con los respectivos cursos de inglés. La semana que viene empiezo en el IELTS que es el más difícil pero que me va a permitir ponerme un objetivo con relación al idioma ya que, estas 5 primeras semanas de curso he estado refrescando lo que ya sabía, engrasando las juntas a 10 años sin estudiar.

Los trabajos salieron dos semanas después de empezar el inglés. Esta semana cobramos por primera vez y, aunque aquí nos retienen mucho (un 30% que luego devolverán), el sueldo de 20 horas nos da para ir tirando e incluso para ahorrar un poco. Sólo se trata de no tener remilgos ni peros a la hora de aceptar cualquier trabajo. No nos engañemos, sólo conozco a un par de personas que ahora mismo no estén trabajando en hostelería o limpieza, y es porque ya llevan tiempo aquí. El resto, curramos por una Australia más limpia y mejor atendida (risas).

Y Melbourne, pues hasta donde alcanza la vista es una ciudad moderna, llena de vida y de cosas por hacer, con un clima cambiante, ajardinada por todas partes y con mil y un rincones que todavía no hemos descubierto…pero no seduce. Es un escenario idóneo para que quien venga de una zona rural o de una ciudad pequeña se quede con la boca abierta ante el espectáculo de luz y color pero, a mi modo de ver, le faltan como 2.000 años de encanto. No es Barcelona ni Madrid ni Londres, sino un sucedáneo. No tiene cultura sino estilo de vida. Se presenta como multicultural cuando en esencia le falta identidad propia. Vamos, que 150 años de historia no dan para mucho.

Por otra parte y como ya venía comentando en el post anterior, los precios son totalmente australianos, adecuados al nivel de salarios pero excesivos a fin de cuentas. Cenas muy normalitas por 50$ mínimo, ningún concierto baja de los 80$, los museos a 10-15$...se vende como la ciudad más europea de Australia y lo es, pero la cultura para nada es popular. Yo estoy vibrando porque el 13 de Noviembre trabajaré de camarero en el concierto de Coldplay  las entradas estaban a 150$. La misma semana toca Radiohead pero ya no quedan entradas ni necesitan camareros.

La versión salsa de Clocks...un gustazo!

Tampoco quiero desanimar a nadie, si queréis hacer una comparativa de ciudades australianas os dejo el blog de mi amigo Fer  que vive en Brisbane.

Por lo demás, y viendo como están las cosas por Spain, recomendamos totalmente venir a probar a Australia con un visado de estudiante. Mejorar el inglés y trabajar de cualquier cosa por mucho más de lo que pagan en cualquier lugar de Europa. Ver que es posible si un@ lo desea y sentir, como nosotros, que vale la pena a pesar de las distancias. ¿Distancias? Nada que un día de avión no pueda solucionar. Ahora está todo tan cerca que ni siquiera el fin del mundo queda tan lejos.

Por último comentaros que desde hace unas semanas, aunque todavía no he ejercido, soy colaborador de AussieYouToo  un servicio de apoyo a aquellas personas que quieran probar esta experiencia de modo que, si la intención es firme, os puedo ayudar en todos vuestros pasos, aquí os espero.

De momento nos quedaremos hasta Febrero y muy posiblemente ampliemos el visado un tiempito más, mientras nos valga la pena seguir en Australia.

¡Saludos!