Ya tenemos trabajo. Y casa. Y
estudiamos inglés. Podemos decir que estamos instalados. Ha sido rápido e
indoloro, una explosión en cadena y mucho ruido hasta llegar a tener las cosas
en su sitio.
Estamos muy contentos. Buscar
trabajo ha supuesto aceptar una serie de premisas con las que no contaba desde
hacía tiempo y es que, aquí en las Antípodas, no importa demasiado quien seas
ni qué hayas estudiado si sabes venderte bien y en inglés. El resto viene dado,
casi.
Lo que me faltaba, experiencia
en sectores lejanos a mi carrera, lo he
suplido poniéndole un poquito de empeño y porqué no, algo de cara. De muchos
bares y tiendas y páginas web cuelgan carteles y ofertas y avisos y de todo. La
gente fluye y el trabajo también. Es cuestión de insistir durante unos días,
dominar la paciencia y esperar. Lo leo y casi llego a creérmelo. Quienes me
conocen sabrán de sobras que me he puesto de los nervios esperando a que me
respondieran de algún trabajo. Ni más ni menos; es más, muchas mañanas, no voy
a negarlo, me he preguntado frente al espejo qué c*** estaba haciendo yo en
Australia. Sigo sin tener la respuesta clara del todo, quizá durante esta
experiencia llegue a encontrarla.
Aunque he mandado varios CVs para
trabajar de educador soy muy consciente de que esperar encontrar trabajo “de lo
mío” no teniendo un nivel Avanzado (lo pongo en mayúsculas) de Inglés es, de
momento, perder el tiempo. Además, en Australia tienen tal debilidad por los
títulos que me da dolor de cabeza el pensar en empezar a gastar dinero y tiempo
en sacarme:
-
Carnet de aptitud para trabajar con niños - $80
-
Curso de primeros auxilios - $110
-
Curso de intervención en crisis de Asma - $50
-
Curso para intervenir en caso de choque
anafiláctico - $50
-
Hoja de antecedentes penales
Pienso sacármelos más adelante,
cuando domine mejor el inglés y haya acabado el curso. De momento el próximo
martes hago el curso de RSA (Responsable en el Servicio de Alcohol, $50);
imprescindible para trabajar en hostelería. Resulta que en Australia la
responsabilidad de los incidentes que pueda causar alguien que ha estado
bebiendo en un recinto se reparten entre la persona que le ha estado sirviendo
y el propio bebedor, o sea, que no hay que servirle al que ha bebido de más.
Pues para eso y cuatro cosillas
más hace falta un curso. Lo haces en un día y te dan un título o un carnet,
ahora no sé.
Aquí puedes trabajar de 3 formas:
en negro, con TAX FILE o con Australian Business Number (ABN). Con TAX y ABN
cotizas igual pero te lo aplican distinto. En cualquier caso, quien venga debe
saber que necesita tramitar ambos números para poder empezar a trabajar. Son
trámites gratuitos y se hacen por internet.
Así que hemos estado buscando
trabajo en los sectores con más movimiento: hostelería, comercios y limpieza. Bia
lo consiguió al segundo día, tal y como suena. Empezó en un restaurante
italiano. Fue recomendada por un compañero de clase, Stefano. Bia habla menos
inglés que yo pero le ha puesto tanto empeño que en pocos días ya se ha
acostumbrado a trabajar y a vivir en inglés. No obstante, esta semana cerrará
un contrato en una empresa de limpieza donde a) le pagarán mejor que en el
restaurante y b) no tendrá que trabajar los fines de semana. El domingo se
despide del restaurante y el lunes, en principio, empieza el nuevo trabajo.
Yo empecé a trabajar unas horas
en un restaurante mejicano gracias a José, el coordinador de la escuela de
inglés. Fui tres días y no me llamaron más. Estos días he seguido en la
búsqueda y hoy ¡PAM! contrato al canto. Empiezo a trabajar el lunes, también en
una empresa de limpieza y mucho mejor pagado que en el restaurante.
Aunque lo mejor de esta etapa ha
sido la sensación de volver al cole o mejor dicho, de parar un momento para aprender
algo nuevo. ¡Qué gusto! Nada que ver con cuando estaba en Barcelona estudiando
Antropología (¿te acuerdas Bego?) y salía a toda prisa de clase para llegar al
trabajo. Así es una gozada.
En cuanto nos acostumbremos a la
nueva rutina os explico cómo es vivir en Melbourne. De momento sigo pegado al
espejismo del recién llegado, al que todo le parece perfecto lo mire por donde
lo mire.