Melbourne nos sonríe sin medias
tintas, nos ofrece todo lo que esperábamos y simplemente nos recuerda de vez en
cuando que todo requiere su tiempo. Con esto me refiero al visado. Nos ofrecen
más horas de las que nos está permitido trabajar y, aunque las aceptaríamos sin
ningún problema, atraídos por los 22$ por hora y por el hecho de que los
trabajos no son duros, no podemos; así que lo aceptamos y nos dedicamos a
nuestro rol de estudiantes.
La escuela ha resultado ser un
punto de encuentro. Tenemos horarios distintos y nos estamos manejando muy bien
con los respectivos cursos de inglés. La semana que viene empiezo en el IELTS que es el más difícil pero que me va a permitir ponerme un objetivo con
relación al idioma ya que, estas 5 primeras semanas de curso he estado
refrescando lo que ya sabía, engrasando las juntas a 10 años sin estudiar.
Los trabajos salieron dos semanas
después de empezar el inglés. Esta semana cobramos por primera vez y, aunque
aquí nos retienen mucho (un 30% que luego devolverán), el sueldo de 20 horas nos da para
ir tirando e incluso para ahorrar un poco. Sólo se trata de no tener remilgos ni
peros a la hora de aceptar cualquier trabajo. No nos engañemos, sólo conozco a
un par de personas que ahora mismo no estén trabajando en hostelería o limpieza, y
es porque ya llevan tiempo aquí. El resto, curramos por una Australia más
limpia y mejor atendida (risas).
Y Melbourne, pues hasta donde
alcanza la vista es una ciudad moderna, llena de vida y de cosas por hacer, con
un clima cambiante, ajardinada por todas partes y con mil y un rincones que
todavía no hemos descubierto…pero no seduce. Es un escenario idóneo para que
quien venga de una zona rural o de una ciudad pequeña se quede con la boca
abierta ante el espectáculo de luz y color pero, a mi modo de ver, le faltan
como 2.000 años de encanto. No es Barcelona ni Madrid ni Londres, sino un
sucedáneo. No tiene cultura sino estilo de vida. Se presenta como multicultural
cuando en esencia le falta identidad propia. Vamos, que 150 años de historia no dan
para mucho.
Por otra parte y como ya venía
comentando en el post anterior, los precios son totalmente australianos, adecuados
al nivel de salarios pero excesivos a fin de cuentas. Cenas muy normalitas por
50$ mínimo, ningún concierto baja de los 80$, los museos a 10-15$...se vende
como la ciudad más europea de Australia y lo es, pero la cultura para nada es
popular. Yo estoy vibrando porque el 13 de Noviembre trabajaré de camarero en
el concierto de Coldplay las entradas estaban a 150$. La misma semana toca
Radiohead pero ya no quedan entradas ni necesitan camareros.
La versión salsa de Clocks...un gustazo!
Tampoco quiero desanimar a nadie,
si queréis hacer una comparativa de ciudades australianas os dejo el blog de mi amigo Fer que vive en Brisbane.
Por lo demás, y viendo como están
las cosas por Spain, recomendamos totalmente venir a probar a Australia con un
visado de estudiante. Mejorar el inglés y trabajar de cualquier cosa por mucho
más de lo que pagan en cualquier lugar de Europa. Ver que es posible si un@ lo
desea y sentir, como nosotros, que vale la pena a pesar de las distancias. ¿Distancias?
Nada que un día de avión no pueda solucionar. Ahora está todo tan cerca que ni
siquiera el fin del mundo queda tan lejos.
Por último comentaros que desde
hace unas semanas, aunque todavía no he ejercido, soy colaborador de AussieYouToo
un servicio de apoyo a aquellas personas que quieran probar esta experiencia de
modo que, si la intención es firme, os puedo ayudar en todos vuestros pasos,
aquí os espero.
De momento nos quedaremos hasta
Febrero y muy posiblemente ampliemos el visado un tiempito más, mientras nos
valga la pena seguir en Australia.
¡Saludos!